Design & Crafts Inspired by Nature

Hecho a mano

Lo hecho a mano está de moda. La artesanía contemporánea es tendencia y como suele suceder en estos casos, todo el mundo quiere subirse a este carro, unos, claro está, con más descaro que otros.

Hay intereses espurios en crear confusión, en hacer creer al cliente con mucho dinero y poco criterio que es lo mismo un producto artesanal que un producto hecho a mano.

Es por eso que la mano está viviendo momentos que nunca habría imaginado. Las manos están presentes en todos los anuncios de lo supuestamente lujoso, es sin duda el apéndice de moda.

Y es que no es lo mismo un objeto artesanal que un objeto hecho a mano. 

Cuando una firma de lujo pide tres mil euros por un bolso de piel «hecho a mano» intenta que el incauto adinerado piense inmediatamente en la excelencia de la artesanía y si es posible piense que su bolso ha sido realizado en un antiguo taller, a media luz, por un señor mayor de aspecto pulcro y gran sabiduría, con mucho tiempo y reflexión, como un objeto único y por todo ello muy valioso. Y nada más lejos de la realidad.

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Cuando hablan de hecho a mano, quieren decir eso, hecho a mano y para poder decir que algo está hecho a mano, el objeto en cuestión tiene que estar realmente hecho a mano.

Y en la mayoría de los casos esto significa únicamente que el hombre (o mujer) ha sustituido a la máquina en la realización de procesos repetitivos y encadenados.

En una cadena de producción de cualquier marca de lujo existen decenas de operarios, altamente especializados en la realización de una tarea específica y sólo de una. En cada proceso completo y dependiendo de lo que se esté fabricando se llevan a cabo operaciones de corte, de cosido, de perforado, de remachado, de pegado, de forrado, de ribeteado, de grabado, de abrillantado, etc, etc.

Cada operario se ha convertido en una máquina especializada en la ejecución de una operación concreta, que realiza decenas de veces al día con una precisión absoluta. Puede estar realizando un cosido con un tipo de puntada varios meses, sin necesidad de pensar, después de un tiempo prudencial, ni siquiera en lo que está haciendo.

Es un operario, con un salario más o menos digno, no un artesano.

La suma de numerosos operarios llevan a cabo un trabajo, efectivamente hecho a mano pero que no puede, nunca, considerarse artesanal, fundamentalmente porque no ha sido elaborado por artesanos.

El mismo trabajo, realizado por un artesano que concibe el proceso de una manera global, discrimina el material específico para cada pieza, implementa en ella variantes dependiendo de numerosos factores, hace el objeto a medida y obtiene resultados diferentes en cada pieza y que dota a cada objeto de un carácter propio y reconocible, sería artesanía.

Y aunque ese artesano disponga de herramientas o máquinas que le faciliten el trabajo más penoso y le ayuden en su quehacer.
Eso sería artesanía y tendría un valor mayor o menor dependiendo de la creatividad, de la pericia o del saber hacer de ese artesano, porque no toda la artesanía es excelencia, ni toda la artesanía tiene porque estar realizada completamente a mano.

Pero en ese río revuelto nadan los intereses de la mayoría de las marcas y los creativos del sector lujo y por eso es para ellos tan importante la mano.

La persona que hay detrás de esa mano ya les da lo mismo…

Ellos con la mano se apañan.

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